Poniente de fiebre.
Y el rostro desencaja
todo lo bien nacido.
Cierzo en la maldición
y en las cenizas,
ruido.
No vi cómo llegabas.
Y una noche
de luna desclavada
vendió su dignidad al peso.
Un vientre parabólico,
el lugar donde los tornillos
sueñan con esferas.
Una lazada de posibilidades
me recuerda
que he perdido las manos.
No vi cómo llegabas.
No vi cómo.
No.
No hay comentarios:
Publicar un comentario