La multitud se oculta
tras un manto de ojos llorosos,
turbios, indiferentes,
no queriendo ver
cómo se parte en dos
la madrugada.
Existencias de bajo coste
con derecho a un disparo
en la cabeza.
Los héroes se deprimen,
guardan su cobardía
en la Creación,
en un lejano ruido de fondo,
de tristes decibelios
y mercadillo.
Dia uno,
Creación bastarda
elaborada con las
manos sucias.
¿Y aún me pides cuentas?
Debes de saber,
que yo nunca invito
a vaticinios
antes de las tres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario