Crece torcida la herrumbre,
roja, burladora,
guardando tras de sí
la noche insomne
de los prostíbulos.
Una obesa locura,
célula madre
de los colofones,
me regala sus nalgas
y el profundo cañón
que corre entre los valles
alocado.
Balancín de caderas.
La caja del mago
entra sin vaselina.
Allí pasará la noche,
engañando a la horca
sin receta.
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