miércoles, 9 de mayo de 2012

JULIO, VEINTITRÉS

He pagado setenta euros
al contado
por desvanecerme durante tres horas
en una habitación
que huela a ti.

Aún no has llegado,
y ya tengo tu sangre
manchando los espejos
y la cama perfecta
en la que domas
mi dulce ruina.

Primero llega un SMS sin caderas,
después,
el tacón de un pasillo
condenado.

Abajo,
tu cabeza en espera.

Suelo de larvas.

El Imago al antojo
de unas manos pequeñas.

Es la regresión a un útero
que no es el mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario