Fiel seguidor de iconos,
buscador de pistas falsas
y pájaros sin pico.
Error con cara y título
que deja tras de sí
paréntesis lisiados,
la alegría simple
de un vaso largo de vino,
una moratoria a su dolor
calmado.
Las balas declinan
la invitación;
no quieren vivir
la Cuaresma helada
de mi carne.
Sin devoción.
Sin el giro torcido
de las lechuzas.
Para ser carroña
se necesita algo más,
tal vez un carné de socio
o la apatía nívea
de las camas desechas.
Me has sorprendido
declinando el nombre
del vano blanco
que me persigue cuando faltas.
Y dos sonrisas
se han cosido a la tarde.
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