Puntos y escamas,
niño,
cielo invertido en rojos
y cemento,
adverbio de lugar
en donde amo,
paréntesis de luz,
montaña y centros;
llegada,
terminal,
triunfos,
mentiras,
las formas malgastadas
del anverso.
Eras tú del antígeno
la herida,
el pronombre incubado
por mis dedos,
eras de sol carnal,
la valentía,
el cínico olvidar
que tiene un pero;
burla de conjunciones
y pereza,
la crónica salud
de cada beso.
Y olvidando versiones,
a ti llegué en insecto
y hierbabuena;
volando de himenóptero
en tu cuerpo,
guardando fotogramas
e impaciencia;
bruma de calendarios
y adjetivos,
la sabia indecisión
de una moneda.
Te has ido del convite
de mis labios,
venciendo a la derrota
con la lengua.
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