Triunfante queratina,
huidizo pelo negro
y versionado,
cuadratura del círculo imperfecto
que indaga con su dedo
en los bestiarios;
fanático de pubis
y congresos,
ideólogo anular,
perro sin amo.
Y hurgando en realidades,
removiendo apatía
se consuela,
destapa sin pudor
los esperpentos,
recubre la desgracia
con sus muecas;
opaco colofón
para una diosa,
metálico tañir
de una condena.
E incrédulo revende,
mata y ruega,
alquila despropósitos
por horas,
invierte generoso
en coincidencias,
desvía la verdad
hacia una fosa;
lamento de excelentes
previsiones,
terapia de lo exacto
que se borra.
Cero eliminador,
uno doblado,
binaria realidad
de sus limosnas.
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