Reza turbio el olvido,
alineándose terco
junto a ella,
mueren de insurrección
las sintonías,
la corriente continua
y las antenas;
amarillo calvario
mal hervido,
anarquista de ejemplos
y reyertas.
Souvenir,
Lignun Crucis,
orate vascular
de dos cabezas,
ilustre sonajero del desprecio
que busca en el sonido
una respuesta;
ramo de decibelios
y claveles,
dulce de milibar
entre sus piernas.
He condensado el miedo
y la proeza,
inclinado mi nombre
hacia el orgullo,
he perdido de plano
y línea recta;
su verdad ganó espléndida
al verdugo;
muro,
balcón
y techo compartido,
orfebre del ensayo,
trece nudos.
He vuelto ciego a verla,
deslumbrado,
curvando los espacios
con futuro.
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