miércoles, 21 de septiembre de 2011

VOLVER

Cada mañana,
extiendo de jersey azul el cielo,
esperando que vuelvas,
que se abra de caja de regalo tu risa.

Y abriendo las ventanas,
esperando que vuelvas,
le pregunto al aire de tu boca por aquel beso
que llenó de rosas mi vida,
que cerró de  puertas negras mi llanto,
abierto ahora de silencio,
de la amarga espina que se clava dentro
y que no se quita.

Desnudo de pies en un paseo,
agarrado de manos al consuelo,
esperando que vuelvas,
he vuelto a ser de nácar
en tu dedo,
y día de verano,
de tarde y diez minutos de demora,
y brillar de ojos que sin prisa te miran.

Esperando que vuelvas,
al mar he distraído su murmullo,
colgándolo en mi pecho,
de coral he llenado tu camisa
y de arena tu pelo.

Esperando que vuelvas,
la muerte se hace hierba
 y yo, lamento.

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