En la rabia perdida
crece el reo,
amasando en su vuelta
condiciones;
antesalas,
proemios,
despedidas,
la violenta infección
de ver sin Norte;
historia en diferido
de la presa,
que obtiene su condena
en el desorden.
Y las siluetas blancas,
antracita,
burlas de filiación
e inesperados,
bromuro de ciudad
y frente ancha,
otoños venideros
gastados;
muerte sin verticales,
banda ancha,
el dulce gentilicio
del ahorcado.
Aman de inverso a veces
las retinas,
haciendo del horror
un duplicado,
cobran su precio
mechas y bombillas;
soldada de indecentes
y sicarios;
cobarde fotocopia
del olvido,
que busca entre las ruinas
su despacho.
Constatado lo tengo,
se ha perdido,
el culto de mentir
subió de largo.
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