A tu falta me asocio
desgraciado,
sindicato del duelo
sin licencia;
al vacío de ti
yo me condenso,
dietética invernal
de tinta negra;
contrafuertes de humo
y arbotantes;
el engaño se viste
de etiqueta.
Y ahora envidio,
discrepo y apuñalo,
perpetúo los hechos
con maneras,
afronto la liturgia
es estar vivo,
durmiendo amancebado
entre las hienas;
metrónomo, compás
y lencería,
paraíso atiborrado
de imprudencia.
Se acaban los septiembres
sin tu rostro,
los número impares
condenados,
se igualan los versículos
a cero,
azul devocionario
de un beato;
sagrada hemoglobina
del martirio,
espíritu robado
por el llanto.
A tu falta me asocio
sin remedio,
escondiendo el presente
en un armario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario