Luto sordo en la ruedas,
endeudado Nirvana
de un momento,
vergel plastificado
que se obtiene,
haciendo realidad
de nuevo aquéllo;
ingrávida estrategia
del vencido;
perder sin recordar,
sólo sintiendo.
Robada en la materia
ella moría,
jurando a un electrón
vientre y finales;
tumbada sobre el mundo
florecía,
robando minuendos
a los sauces;
psicópata y razón,
ultrasonido,
infierno improvisado
para amarse.
Lleno de multitudes
quedó solo,
y en los bordes plantó
lo que quedaba;
un beso sin sabor,
dos centraminas
y el lunes potencial
de una mirada;
insípido museo de lo viejo,
turgente exposición
ya clausurada.
Ahora visto uniforme
y minuteros,
me dejé en los detalles
las palabras.
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