miércoles, 14 de diciembre de 2011

DOS MIL DIEZ

Para cuando no llegues,
yo ya estaré muy cerca,
fibrilando el amor
en las ventanas.

Antes,
en las mañanas lisas,
aguantaba perdido
aquellas largas colas
de horas vivas si ti,
copulando en turquesa
con los ojos que tendrías
en dos momentos
y un hueco de ascensor
sobre tu sima.

Única,
bidimensional,
llena de Stops
y cruces de caminos.

Retroceder.

Un bulto loco de carmín
alcanzó el paso a nivel
de la sospecha.

Lo que el cieno sabía:
no llegabas,
ni siquiera contabas
para el punto
de un verso.

Para cuando no llegues,
yo seré electroimán,
solenoide del tiempo.

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