martes, 20 de diciembre de 2011

ENTRE DISTORSIONES

Manjar prefabricado
que vaga indiferente
por las calles,
que retorna mensual
a una simple mirada,
al elástico ardor
que se congela.

Con la piel de un extraño,
hallo infantil
los juegos olvidados,
la ruina provechosa
del olvido sin ti,
contigo almacenada
en la despensa.

Comida de dioses.

Al fin,
casualidades,
el inseguro acierto
de un tiro de tres puntos
en tus labios.

Ganador por vacío,
por el hueco del pecho,
por el grado noventa
de un giro sonriente
y dedicado.

Deseo condensarme,
aglomerar la luz
en una lata,
dormir en lluvia seca
al menos una noche,
libre,
sin el temor oscuro de las llaves
que te encierran.

Llegarás de nuevo,
lo sé.

Y la posibilidad
llevará camisa de fuerza.

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