Desespero,
críptica trinidad
amortajada,
maniobras,
entramados que posponen
el Sur
a la mitad de las demandas;
perversa se mantiene
la presbicia,
lentillas que de claro
al blanco empañan.
Densa espiral de encuentros,
provocados excesos
sin ternura,
metáfora ceñida
en dos acordes,
bordados en la mueca
de una duda;
comienza la aventura
en un pasillo,
Falopio que en mil trompas
se desnuda.
Se llena de las cúpulas
el ego,
no siempre,
a veces,
en las franjas;
han muerto las fronteras,
los alambres,
el mundo en singular
de las entrañas;
órbitas descaradas
que prometen
mutar el movimiento
en amenaza.
He vuelto bifocal
los intramuros;
el caos se ha traducido
en las gargantas.
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