Hace un año sin ella,
y sin ella destaca
el desconcierto;
hace sin ella quiebra
y voz muy baja,
el cortante sonido
y los descuentos;
hace sin ella, yo,
y tú silente,
y el acorde estirado
entre dos besos.
Y el “NO” se afirma lento,
de la boca y arena
que derrama;
rojo cristal,
embudo descarado,
ojo negro de labios
y resaca;
incierto testimonio
que oscurece,
desborda, perpetúa
y amamanta.
Yace sin ella el nido
y el asombro,
y la razón de amar
se multiplica;
efluvio incontrolado
de un trienio
que dado vuelta y tras,
de sí se imita.
Sin ella todo existe
y cambia nada;
hace un año sin ella;
sólo rimas.
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