Hojas que insultan,
que maltratan mis pies
con el sonido hueco
del vacío.
Vete.
Olvida.
Abandona.
Formatea.
Muerde con tus quelíceros
mi pene
y envenéname del algoritmo,
de esa razón imaginada
que sólo en tres páginas
resume continentes.
Camas cuadradas.
Ratos de Permafrost
que te echan de menos.
Y el hambre llama.
Y el síntoma de ti
se manifiesta.
No puedo seguir
dando equilibrio al mundo,
sobre todo a éste
que no te contiene.
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