domingo, 1 de enero de 2012

LO QUE ME QUEDA

No necesito nada
para alcanzar
el fondo pernicioso
de los otros.

Yo sigo aquí,
nunca me he ido
de amores con los trastes
de una guitarra,
ni he preferido el canto
a una caricia,
o el pecho al muro muerto,
ni tu mano al sufrido pañuelo
de una noche en quiebra.

Siempre he estado aquí,
modelando en estéreo
la llegada triunfal
de aquella a la que amo.

Quisiera desmentir
que la tristeza quema,
o que entre puntos
finjo tener media docena de curvas;
las tuyas,
robadas una tarde de fotos fijas
anegada del rojo que te inunda,
que viste de presente cualquier
recuerdo seco.

Mi cuerpo está alquilado
hasta que llegues honda,
jurándome imperfectos.


No deja de ser
un buen destino.

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