viernes, 27 de enero de 2012

MARQUE ET RETOUR

Era invencible,
no podía ni el aire
con sus gestos.

Volaba la insurgencia
devorando nubes
y palancas;
hundiendo todos los botones
del mundo
por alcanzar una partida extra
junto a ella.

El mar se supo dulce
al ver que de la sal
tu vientre se hundía.

La rendición.

El auriga sin rumbo
ni caballos.

Todos los días,
como un helado
de atrás y de relojes,
de excusas con frambuesa
y pizca de retraso.

Para aprender tus pasos.

Para ceñir mi letra
a tu espera sin orden.

Para trazar el plano
que en equis
te desvela.

Hoy prefiero escribir
a no tenerte cerca.

Ya estoy acostumbrado.

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