lunes, 2 de enero de 2012

VATICINIO

No parece probable
que mi suerte de junte
con el gran angular
de un ojo en pez
echado a la cuneta;
ni que se funda en negro
el último final
que sangrado de planos
amanecía contigo al lado.

Hay que asumir,
que nunca habrá
banda sonora
en esta historia muda,
hermosa,
posible sólo en los tejados,
o en las maravillas
de un mes de octubre
regalado al agua.

Renuncia,
lucha,
versiones lamentables
de Eva.

Los engaños lisiados
de otras caderas,
otras bocas
que coagulan las respuestas
antes de que caigan
sobre un vientre que late
y ama.

Y yo sorbiendo adverbios
para seguir siendo
tu poeta.

Siempre eres.

Siempre adviento.

Siempre arriba,
donde las ocasiones
nunca llegan.

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