martes, 31 de enero de 2012

SIN COBERTURA

En el tercer sepulcro,
en la cuarta versión
tengo invertido
el llanto que me traga.

Buena Samaritana,
lame ambiciosa mis heridas,
recrea mística el festín
que madura al pairo
de unos besos planos,
cautivos,
ajados a un invierno
que se cuajó de flores
sin quererlo.

Era ella.

Y yo, mirándola,
convocando a todo lo hermoso
en el más largo rato,
en ése que regalan los momentos
rizados de su pelo.

El libro de instrucciones
no indicaba qué hacer
en caso de que el amor
se cayera al suelo,
cómo actuar si tú
vendías en las plazas
mis ojos de martes.
 
Sé que cada tarde
me visitas,
que llegas bebiendo sexo,
con sabor a cama
en la boca.

Y yo, mirándola.

Lo mejor que sé hacer
desde que viajo solo.

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