domingo, 8 de enero de 2012

REMINISCENCIAS

Llevo dos meses
recopilando brillos
en una caja grande,
no mucho más
que un paseo de cuarto
y bocacalle contigo,
Diosa de pelo negro
y voz de arista.

Un juego de erecciones
por setenta euros.

Después,
el tramo biselado
de una navaja roma,
con el filo embriagado
en un largo tiento de ciego.

Bebo para recordar,
para clavar en la barra
de un verano
el sabor ilegal de tu cuello,
ahora partido en dos
por un metálico ruido
de fondo.

¿Todo se acaba?

No sé qué decirte,
pues he resucitado
y los días siguen muriendo
sin ti,
igual que antes.

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