jueves, 6 de octubre de 2011

ENTRE LAS GRIETAS

No lamento el amarte,
ni el tic imperativo
del insulto;
no espero más de ti
que te derrames,
que jures en los falsos
mi peculio;
informe carrusel de prioridades,
doblez y gobernantes,
latifundio,
extensa cuadratura
que declina
la amarga invitación
a ser oscuro.

Y en el lomo de calles,
arrimando los grises
a tu pelo,
el mar de corindón
cobra sentido,
se vierten las palabras,
se descosen los miedos;
menuda conjunción
de maravillas,
hechizo conjurado,
sortilegio.

He roto los horarios,
despedido sin más
a las leyendas;
del loco he pretendido
ser remedio,
Prozac de lengua rota,
tu moneda;
origen y final,
último acto,
invicto corazón
de una promesa.

No lamento el amarte
pues soy río,
el digno contrincante
que se niega.

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