Se requiere tu urgencia,
la indudable certeza
del pasado,
se pide a nueve en grito
que te muestres,
hablando en soliloquios
y colapsos;
dama de las burbujas,
paulatina,
ansiado advenimiento
de tus salmos.
Narcótico, ademán
y genitivo,
presbicia del amor
y de la espada,
desnudo digital,
color y timbre,
debacle siempre en curso,
programada;
polvo de migración,
fiel aliado,
el lento subyugar
que se destapa.
En cada mitocondria,
en los núcleos
y en Dios, tú,
te revelas;
sorda discografía
que entre ratos,
consigue mutilar
tiempo y materia;
canción,
puerta cerrada,
citoplasma,
membrana que nos une
y nos enfrenta.
En las bolsas vacías
yo te espero,
borrando para ti
las apariencias.
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