Vino en pupilas sordas,
y en los gritos castrados
busco amargos;
llegó cuerdo de sogas
y profundos,
robando el cabotaje
de sus brazos;
insignia y devoción,
tierra de nadie,
corpórea humanidad
vendida a plazos.
Desplazando hacia
el centro
fundaciones y heridas,
cobra aliento el infame,
el presunto homicida;
fumador de contrarios
que inocentes deliran,
bebedor de miasmas
refugiado en sonrisas.
Ha ganado el blasfemo,
el uno de los rombos
y las costras;
al corriente de pago
está el delito,
desliz inoportuno,
plataforma;
agua de fuera,
pez,
signo del cambio,
fractal aspiración,
olor a sobras.
Huye de los calibres
fundamento,
ávido clonador
que a Dios estorbas.
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