Ya no encajo
en la nada,
se rompen los principios
en pedazos,
habla la mariposa
de la ira,
del lúcido argumento,
del fracaso;
prión escurridizo
que recuerda,
al hombre que
tenía ya olvidado.
Alejado,
frenético,
embustero,
larvado creador
de coincidencias,
casual,
penitenciario,
pan y lima,
manzana de un gusano,
virgen muerta;
el cónsul llega ahora
condenado,
pecado del mortal,
juicio y novela.
Viene sin luto Eva
a mis dominios,
afilando los blancos
con mañanas,
rompe el metal
la muerte y los sentidos,
empuñan los tullidos
sus infamias;
pira de oscuridad
y fanatismo,
que arde entre creencias
y demandas.
Soy el supinador
de los enfermos,
el místico silbar
de una guadaña.
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